
Siguiendo el esquema trazado, recurrimos al diccionario de la RAE y nos encontramos con las siguientes definiciones del término:
- Energía activa y propulsora.
- Actividad, presteza, diligencia grande.
- Sistema que considera el mundo corpóreo como formado por agrupaciones de elementos simples, realmente inextensos, y cuyo fondo esencial es la fuerza; de suerte que los fenómenos corpóreos resultan del choque de fuerzas elementales, y se reducen en definitiva a modos del movimiento.
No hemos encontrado muchas frases famosas referidas al mismo, no obstante, hay una que nos ha llamado la atención, y es la siguiente:
- “El mecanismo es la forma exterior de las cosas. El dinamismo es su fondo”. LEIBNITZ, Gottfied W.
Ello me recuerda a esta preciosa imagen que hace poco me envió mi profesor y además amigo, Genaro Chic García y que me ha inspirado a la hora de profundizar en este principio y los valores asociados al mismo.
Si lo aplicamos al concepto emprendedorismo, el dinamismo es uno de los principales propulsores de un comportamiento proactivo que garantiza el éxito ante la constante evolución y transformación del entorno.
Los comportamientos estáticos, pasivos y reactivos, están condenados a la inadaptación y el fracaso. El dinamismo se presenta como un rasgo fundamental que favorece los procesos de desarrollo personal, profesional y socioeconómico, dotándolos de flexibilidad y de un sentido práctico aplicado a la propia realidad de cada situación.
Según esta definición, parece que se confunden los conceptos “valor” y “comportamiento”. En la anterior entrada, destinada al RESPETO, establecimos claramente la diferencia entre ambos aspectos.
Desde la perspectiva de SISCAPEM, una persona se comportará de forma dinámica, si en su interior existen elementos que propicien una actitud proactiva ante la acción.
Consideramos que un elemento esencial para incitar el comportamiento volitivo (con voluntad) es un concepto que más que con la razón tiene que ver con la «emoción».
Una emoción que se estimula con fuentes tanto externas como internas al ser humano. Una sinapsis energética que canaliza nuestro cuerpo como si de una antena se tratase, y con capacidad para emitir una energía con diferente «Longitud» y «Frecuencia» de onda, en función del proceso de transformación interno que se realice en la persona.
De hecho, defendemos ese planteamiento en una anterior entrada de este blog que titulamos
«Conocimiento con emoción para fortalecer los principios y valores éticos emprendedores»
Esos elementos son los que “mueven” a las personas. Aspectos «supraemocionales» a veces poco razonados por la mente humana, pero claramente «entendidos» por quienes SABEN como funciona este sistema.
Invitamos al lector a que reflexione sobre esos elementos, pues, desde nuestra perspectiva, son los que van a establecer las sutiles diferencias entre la típica dualidad de si el emprendedor “nace” o “se hace”.